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Crianza con mindfulness (Conciencia plena)

· Bebe y niño,Consejo,crianza,Mamá y papá

Independientemente de cuanto tiempo lleves siendo mamá, muy probablemente estás mucho más alerta ahora que antes de serlo.

Hoy te comparto esta publicación escrita por Jennifer Waldburger que nos cuenta cosas muy interesantes, ¡Aquí va!

¿Sabías que así como tu estás pendiente de tu hijo, él también está enfocado en ti? Hasta cuando parece que está haciendo cosas normales de niño: Aventando sus bloques contra el suelo, yendo para arriba y abajo en los pasillos del supermercado, comiendo mientras te escucha hablar con tu pareja. El toma nota de tu tono de voz, tu expresión facial, la manera en que se siente tu contacto físico, y todo tipo de pistas sensoriales. Está aprendiendo cómo se siente estar a tu alrededor.

Tu influencia empezó desde muy temprano

Estudios de psicología fetal y epigenética – que estudian la expresión genética – nos muestran que los bebés empiezan a sintonizarse con sus mamás desde que están en el vientre, mientras que por el cordón umbilical pasabas nutrientes de tu cuerpo a su cuerpo, tu bebé en crecimiento recopilaba todo tipo de información respecto a ti. Podía escuchar lo que decías, sabía de tus emociones, cuando estabas estresada lo sentía también. Es como si hubiese un segundo cordón umbilical invisible que le permitía a tu bebé sintonizar sobre lo que pasaba en tu mundo y los aspectos más sutiles de tus experiencias internas.

Al nacer tu bebé, el cordón umbilical físico fue cortado, pero el invisible permaneció intacto. Y aún lo hace, sin importar la edad actual de tu hijo. Aunque utilice sus cinco sentidos para obtener información sobre tu expresión facial, tu voz, y cómo se sienten tus brazos alrededor de los suyos, continua quedándose con tus pensamientos, tu humor y emociones. Los estudios rebelan lo poderosamente contagioso que esto puede ser. ¿Recuerdas lo mucho que el estado emocional de tus padres te afectaba cuando niña? Quizá tuviste una mamá que estaba deprimida y ansiosa. O quizá tu papá tenía un temperamento explosivo. Quizá ya te diste cuenta de cuales hábitos, forma de pensar y sentir que tenía alguno de tus padres lo has vuelto tuyo.

Tus sentimientos pasan a tu niño

Ahora que eres mamá, tu particular forma de pensar y sentir –y cómo esto afecta en tu comportamiento – eventualmente se volverán los propios pensamientos, sentimientos y conducta de tu niño. Las experiencias similares repetidas en la forma de interactuar contigo dan luz a los mismos caminos neuronales en su cerebro una y otra vez. La buena noticia es que tu puedes ser muy proactiva sobre lo que mandas a tu niño, y la clave de esta pro actividad es el ser consciente de ello.

Así como puedes pasar el estrés y la negatividad a tu niño, también puedes pasar lo positivo.

La Crianza con consciencia plena (Mindful) te mantiene centrada

Y, ¿cómo exactamente te mantienes centrada dado que la vida como mamá tiene tantos subes y bajas? Aquí es cuando la práctica del Mindfulness y meditación hacen su aparición. Trabajar con estas prácticas, y aprender a estar presente nos pueden ayudar a aprender como “navegar con las olas” de nuestra experiencia. El cultivar la consciencia no se trata de intentar ser positiva y alegre todo el tiempo. Es el decir no al pensamiento negativo que te estresa –incluyendo cualquier versión de “lo estoy haciendo mal” – y decir si, a todo lo que experimentas internamente.

El ser dueña de tu experiencia como mamá, cualquiera que esta sea, significa que te das permiso a ti misma de experimentar el gran rango de sentimientos sin intentar cambiarlos. No tienes que ser la supermamá que tiene todas las respuestas. Darte permiso de permitir tu experiencia interna plena también te ayuda a traer tus instintos de mamá. Y estarán más disponibles cuanto más relajada y cómoda contigo misma estés.

El mostrar el 100% de ti misma es la clave para la felicidad

Uno de los ingredientes clave para sentirte feliz en cualquier relación es el deseo de mostrarte como eres al 100%. Y la relación con tu hijo no es la excepción. Si crees que hay partes de ti o emociones que crees que no deberían estar ahí, el intentar ocultarlas solo te traerá estrés y ansiedad. ¿Podrías imaginar decir a tu niño: “Cariño, puedes ser feliz en cualquier momento que así lo quieras, pero por favor, nunca estés triste, enojado o asustado”? ¡Claro que no! Aunque suene como una fantasía, esto no sería sano para él. Y, si esto es cierto para él, ¿no es verdad también para ti? ¿Cómo puedes enseñar a tu hijo a tener plena libertad de expresarse a sí mismo si no haces tú lo mismo por ti?

Como madre, tu trabajo no es enseñarle lo que es ser un ser humano. El necesita ser testigo de que tú tienes sentimientos y así sabrá lo que son y cómo permitirse sentirlos cuando los tenga. No estoy sugiriendo que compartas todos tus problemas. Sino que si practicas el permitir que tus emociones salgan a flote y les das la bienvenida, te darás cuenta que sí salen –muy fuertemente algunas veces- y que se van como el clima, tal como lo hacen para los niños pequeños que no han aprendido a bloquearlas.

Permanece presente y conectada

La práctica del Mindfulness y la meditación pueden ayudarte a entrar en una relación mucho más profunda contigo misma, y también con tu niño y tu pareja. Estas prácticas te ayudarán a compartir lo mejor de lo que tienes a tu familia. Entre más presentes estemos en cualquier relación, estaremos más conectados con lo que sentimos y al estar más conectados lo mejor que esta conexión podrá nutrir a las personas que lo experimentan.

Después de que sus necesidades físicas son satisfechas, no hay nada más importante que puedas ofrecer a tu niño que tu propio bienestar. Esto proveerá un manantial inagotable del cual podrás nutrirle con amor y cualquier otra cosa que él necesite.

Y por supuesto que para estar más presente necesitas dormir bien, y si para dormir bien necesitas que tu hijo o hija duerman bien ¡Puedo ayudarte! Escríbeme a yadormimos@gmail.com

¡Buenas noches!

(Hoy y siempre)

Tami

Este artículo, publicado en el blog de Kim West “The sleep lady” fue escrito por Jennifer Waldburger quien lleva 20 años dedicándose a todo lo que tenga que ver con bienestar de la familia, comportamiento y desarrollo de los niños y relaciones de pareja. Su pasión es ayudar a las familias a crear un ambiente de amor y paz en donde niños y padres puedan prosperar.